Qué bien se derrumba algo que se pensaba que no se iba a desmoronar, algo bien construido, sólido y consistente. Cuanto más seguro se está de algo más suena su desplome. La ineficacia e inacción de nuestros planteamientos no producen ningún cambio. Todo es previsible y eficaz de la misma manera que un sentimiento es sentimiento porque se siente, o en muchos casos se cree sentir. Pero como todo sentimiento bien alineado también sufre las tempestades de la lluvia de ideas y los vientos de la mente. Esos que hacen debilitar cualquier cimiento y hace que más tarde que temprano todo, absolutamente todo, se derrumbe mientras se escuchan los estruendos de los ecos de lo que primero fue nube de polvo y después escombros.
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