Como gusta saber cuando somos conscientes de que estamos de manera inocua con la boca abierta y regresamos a nosotros. La mayoría de los casos mientras observamos, la minoría no nos damos cuenta ni de por qué estamos así. Pero es curioso como nuestra mente se camufla con el aire y se desprende de nuestro cuerpo saliendo por la boca. Ese instante en el que te abstraes de todo y encuentras una ansiada paz donde el tiempo y el espacio carecen de sentido e importancia. Las regresiones de un boquiabierto suele ser de manera maniquea, sin términos medios, ahí no está la virtud, están los mediocres. Es una regresión que nos muestra el estrés con el que volvemos sobresaltados al tiempo y espacio determinado por nuestra existencia. Así que abre la boca y dale sabor a la mierda que vas a tragar.
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