Es difícil ser libre, pero cuando funciona, ¡vale la pena! Janis Joplin.


lunes, 19 de diciembre de 2011

"PRIMEROS PASOS"


Llevo tres días intentado caminar y cada vez me resulta más fácil. Quiero que sea un aprendizaje significativo, de esos que marcan para siempre. Siempre he querido comenzar a andar pero hasta hace poco, todo ha sido caída tras caída, golpe tras golpe. Lo que hacía que me cabreara con más facilidad. Ese cabreo me condujo a la cabezonería y a la confianza propia para poder solventar el problema. Es cierto eso que para caminar erguido primero debes gatear, pero quiero andar para hacer libres a mis manos que me permitan manipular cosas y desplazarme de aquí para allá sin depender de nadie. Considero que ya llevo tiempo más que suficiente arrastrándome, mirando el mundo desde un prisma demasiado bajo. Por fin hoy saldré a la calle yo solo. Es el gran día. Caminaba a marchas formadas, memorizando puntos de referencia para el retorno a mi Ítaca, mi hogar. La gente me contemplaba raro pero como no los conocía poco me importaba su impresión, yo continué a lo mío. Llegué a un parque que parecía lluvioso, pues las hojas de los castaños caían sin cesar repoblando el suelo de hojas muertas. Comenzó a oscurecer y el cielo azul se fue tornando cada vez más oscuro hasta quedarse negro. Nunca he tenido nictofobia ni reticencia a lo nuevo. Justo lo contrario, era el escenario idóneo del mundo por el que nunca he vagado solo. De pronto escuche las palabras de un viejo árbol y quedé atolondrado. Así que me senté sobre sus raíces y contemple la savia que circula por su interior.

"REGRESIÓN"


Me desperté medio enterrado en una duna. Tenía arena en todos los recovecos de mi cuerpo y mi piel estaba rebozada completamente. Me sentía desubicado, pues mi último recuerdo era que estaba bañándome en un pequeño oasis con una mujer desnuda. No mediamos palabra alguna, toda comunicación fue a través del cruce de nuestras cómplices miradas. Recuerdo que empezó a arrojarme agua por la espalda para después secarme con sus labios. El agua estaba fría, pero el calor que emanaba de sus manos compensaba con creces aquellos titubeos medrosos que me extrapolaban a un mundo de caricias sublimes. Acto seguido tras un escalofrío peculiar me puse detrás de ella, era mi turno. La rodeé con mis brazos y nos introdujimos siendo uno en el interior del agua. Ella encogió su cuerpo contra el mío y yo coloque mi barbilla en su hermoso hombro izquierdo. Suspiraba mientras besaba su oreja tan húmeda, tan llena de sabor, tan dulce… Fruto de esa acción, favoreció que nuestras manos se entrelazaran y se diera la vuelta para retarnos con una profunda mirada. Nos fuimos acercando poco a poco hasta que nuestros labios se encontraron. Las caricias sosegadas del principio fue el preludio de la pasión que concurría en ese momento. Después abrí los ojos, ella me tenia agarrado por el cuello de forma tierna, me volvió a mirar hacia los adentros de mis verdosos ojos y besó mi frente. Se fue de mi lado y sentí el desgarro de una parte invisible de mi cuerpo. Se zambulló en el agua completamente y desapareció. Jamás volvió, no salió del agua. Yo tampoco fui a buscarla, suponía que estaba donde quería estar, en su pequeño rincón sagrado. Yo anquilosado en mi mente comencé a alejarme, dejé mi ropa tirada y unos pocos enseres personales. Nada me hacía falta y nada me importaba, solo quería huir. Mi inocencia había sido interrumpida por aquella mujer resquebrajando mi realidad. Después no recuerdo nada más, solo que me desperté semienterrado y completamente vestido de los pies a la cabeza…

"SOPA DE SUEÑOS"


Preparaba diariamente los menús que traían de cabeza a todos habitantes del reino. Siempre he cocinado con cariño y esmero. La gran olla hervía y era el momento de arrojar los ingredientes: Una casa con lago, una jauría de perros, un viejo tocadiscos, una catana, un gato, una libreta, una bici, un pequeño bote y una caña de pescar. Estando todo introducido en la olla, baje el fuego para así conseguir que se segregaran todos los sabores. Siempre he cocinado platos que de algún modo me ha tentado volver a cocinar. Pero nunca repito plato. Es más nunca cocino para mí. Soy un altruista de la cocina. Un comensal sin sueños, un simple cocinero en loor de todos a los que les hago de comer para ganármelos a pulso a través del estómago…

jueves, 15 de diciembre de 2011

"NUOVA MATTINA"


El comienzo de la mañana fue nublado y oscuro. Como de costumbre no recordaba donde había aparcado el coche. Así que me puse a dar un paseo mientras intentaba dar con él. La niebla era muy densa y humedecía visiblemente mi chupa. Solo podía ver a escasos metros de mi cuerpo, era como si estuviera flotando en una nube. La primera cosa extraña que capté, y tardé en percatarme, fue que no había transeúntes como suele ser normal. Así que pensé que quizás no los veía o que quizás no estaban allí. Sin querer me tope con mi coche que me sorprendió con su parte trasera. Introduje mi llave en la puerta, la abrí y me dejé caer en el frio asiento. Cerré la puerta y tras una gran bocanada de aire el cristal quedo empañado. De pronto sentí un impacto y mi cuerpo automáticamente se activo en modo de alerta. Se me aceleró el corazón y las manos comenzaron a sudarme, me vino el miedo. Ese miedo que todos hemos sentido alguna vez y que es una respuesta del cuerpo para salvaguardarnos de algo malo que puede acontecernos. Me bajé del coche y mientras lo rodeaba ví el retrovisor derecho destrozado en el suelo. Lo arrojé a una papelera y pensé que aún tenía el otro, podía continuar con la marcha. Me volví a subir, arranqué el motor y encendí la radio. Tras un buen recorrido la niebla desapareció y se podía ver la mañana nacer. Mientras conducía no pude evitar mirar inconscientemente varias veces a la derecha y sorprenderme por no ver el retrovisor. De pronto me vino una reflexión sobre lo ocurrido. Me apeé de la carretera y saqué un cigarro de mi camisa mientras lo encendía con los primeros rayos del sol que me daban en la cara. Mi reflexión fue pensar que era importante tener los retrovisores, pues es importante ver qué tienes detrás y el camino que atrás dejas. Pero fue más allá de mis divagaciones cuando presté atención al detalle del tamaño de tales espejos. En comparación con el cristal delantero la diferencia es obvia. Así que pensé que eso era así y no de otro modo porque es más importante el camino que tenemos delante, de ahí la magnitud del cristal, que el que precisamente dejamos atrás. Así que me senté en el capo y comencé a escribir estas líneas sabiendo que mi punto de fuga no está en paralelo con lo demás. Sé que en algún momento esos puntos terminaran por converger.

lunes, 12 de diciembre de 2011

"EL CAMINO"


Todo parece estar preparado para el camino que tenemos antes de llegar. Mochila, comida, lápiz y papel. El pesado viaje en coche propicia que otras posibilidades se abran. Siempre es bueno conducir sintiendo el aire, notando las notas de la música y teniendo escalofríos con los rayos del sol. Siempre se puede ver a través del cristal algún magnifico momento. Un sol escondiéndose en una montaña, unas nubes que trenzan el cielo, un árbol solitario en medio de un valle o incluso hasta si te fijas en las pegatinas de los coches que tienes delante. Tras casi treinta canciones ya está todo colgado y coche cerrado. Empieza el verdadero camino. El que se anda paso a paso. Los primeros cien pasos forman parte del proceso de aclimatación. Los cien siguientes los que te dicen que aún estas a tiempo de dar la vuelta y donde justo el siguiente es el que te dice que ya todo marcha bien. Que disfrutarás en el proceso de llegar hasta el final. Porque aunque sea un camino largo será irrepetible. Puedes retroceder, pararte, sentarte, tumbarte panza arriba, gritar, silbar y escuchar tu eco. Tras cuatro horas de viaje y con la intención de aprovechar el último tiempo de sol para montar la tienda, la marcha se detiene. El diminuto fuego hace hervir la sopa lentamente, tanto como insufla aire el pulmón portátil que da vida al colchón. La oscuridad natural enhebra de manera fácil con el sonido de los animales que saben que hay algo raro en su hábitat. Se disfruta de eso mientras se olisquea la sopa y hace que se empapen los sentidos. Ya con el cuerpo caliente toca descansar, mañana será otro día, es decir, otra lucha. Habrá que seguir tomando la vida como camino y la felicidad como atajo.

lunes, 5 de diciembre de 2011

"SINCRONÍA MENTAL"


Las elucubraciones que durante toda la noche resonaban en mi mente, me hicieron sentarme en el banco que hay junto al colegio. Pensaba de modo mesiánico sobre la humanidad. Esa que se vislumbra en la actualidad. Abogada a la intromisión soez sobre los demás. ¿Cómo se cambia eso? ¿Qué conduce a esa forma de existir? Supongo que será por el ambiente circundante y los grupos de iguales. Por tanto la carga social tiene algo que ver. Existen diversos focos de la actualidad que predican con el ejemplo como un modo a seguir. Como culminación de querer ser lo que lo demás esperan, lo que los demás son. No obstante es algo que entra dentro de lo que cada persona le atañe ser. Por tanto llegué a pensar que alguna función compensatoria social no funciona. Mis divagaciones me condujeron hacia la educación. No se educa para eso, bueno, no se debe de educar para eso. Pero tristemente es más fácil convencer a mil personas que a una. Las bases de toda sociedad deben ir impregnadas de civismo y educación. No hablo de educación en términos de cortesía que también. Sino de su finalidad. Esa finalidad para crear seres críticos que vagan por el método intuitivo como camino correcto. Pondré en mi boca palabras de Rousseau de su contrato social. “El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado.” Nada más descabellado y cierto. Aunque en la mayoría de los casos esas limitaciones vienen establecidas por la ignorancia, la fuerza del poder. Del mismo modo que hago mención a otro libro destacado como manual pedagógico. El Emilio, donde hace referencia a que “el hombre es bueno por naturaleza”, siendo la sociedad quien lo corrompe. Nuestro entorno cultural, plagado por lo todo lo que la Humanidad ha aprendido, se transmite de generación y generación determinando tolo lo que tiene valor. Del mismo modo que aprendemos de otros sin que nadie esté empeñado en enseñárnoslo, pero ese aprendizaje gravita en nuestra vida. Todo forma parte de la cultura, de esa que se saca lo que interesa y la que no se pretende integrar nada más. Qué triste es ser así y que alegre es saber discernirlo. Mañana en clase hablaré de esto con mis alumnos.

jueves, 1 de diciembre de 2011

"VISIÓN OSCURA"


Andaba descalzo y no prestaba atención al suelo, aunque ahora sé que es porque no podía. Alzaba la cabeza y dirigía el oído izquierdo hacia delante. Pues es el primer estimulo que puede recibir. El segundo era toparse con lo que tenía delante. Algunas veces con entes vivos que le ayudan, le apartan o le cogen del brazo y le sueltan en la indicación correcta. Aunque también le pasa con el mobiliario urbano o natural invisible para él y en muchos casos es fatal. A base de golpes ha convertido esas experiencias en movimientos más sigilosos, cautos, pausados y seguros. El mundo que no puede ver es un símil al caparazón de una tortuga. Del mismo modo que su marcha lenta, constante, sufrida y pesada. Siempre llega tarde pero nunca deja de no llegar. Siempre aparece. Incluso cuentan que una tortuga ganó a una liebre. No en velocidad, pero sí con perseverancia y confianza una carrera. Las limitaciones que se le han presentado han sido oportunidades para poder crecer. La acción-reacción que nutre sus instintos le hace luchar y aprender a luchar de un modo más guerrero. Ha sido un guerrero ciego que en una batalla ha dado sus primeros tiros al agua y donde los demás, ha sabido dirigirlos al objetivo.

"SON & RISA"


Creo firmemente en la afirmación de que la risa es el mejor instrumento de mediación social. Para todos aquellos que habéis estado los últimos VIII Siglos bajo tierra, os diré que prestéis atención. Ríe cuanto más y mejor puedas. El 30% de las cosas es como se presentan y el 70% restante es cómo nos las tomamos. Aunque claro, dependiendo del caso ese porcentaje cambia. Son datos subjetivos. Soy un crápula de la risa, de esa risa que termina en tos. Un cínico empedernido de lo que no es mi yo y mi circunstancia, de las sombras de mi caverna que no son mi mundo sensible. Especialmente de aquellas sensaciones que no se pueden oler, sentir y tocar. Así que la importancia ajena que se le da, es lo que más hace que me tronche de risa. Aún a sabiendas de que es verdad. Pero no la mía, para mí son simples interpretaciones que el libre albedrío de la mente le da.